Las personas inteligentes y confiables saben reconocer sus errores, no tienen pudor en decir que se han equivocado y que van a estudiar más concienzudamente las distintas situaciones para obrar en consecuencia, no tienen enemigos y saben crear puentes que les permiten acercarse a todos sin inconvenientes ni condicionamientos, suelen ser muy humildes e independientemente de todos los estudios que tengan en su haber o lo muy profesionales que puedan ser, saben asumir que tanto sus creencias, como convicciones, no son absolutas y necesitan ser alimentadas diariamente; finalmente quienes lo son, no conocen el egoísmo y saben perfectamente, por encima de todas las cosas, que la honestidad, en todo su sentido, nunca es negociable.
Me hubiera gustado muchísimo empezar la anterior y muy personal definición sin la necesidad de tener que haber utilizado la palabra «confiables», pero la vida me ha enseñado que no todas las personas inteligentes lo son…