Ámala.

Ámala, hazla sentir única e irreemplazable, dile en todo momento lo bella que la ves, respétala y siente admiración por su género, protégela en todo lo que esté a tu alcance y nunca dejes que sienta tu ausencia cuando te necesite. Si lo haces, y tienes la suerte que te ame, te haga sentir único e irremplazable, sea tu admiradora y te haga sentir en todo momento que puedes contar con ella… , habrás alcanzado el cielo estando vivo, no conocerás los celos ni las peleas, conocerás el poder de tomarse las manos, venerarás la verdad y no podrás entender nunca la mentira, tus hijos sabrán el verdadero valor del amor, la paz, la unión y la familia, y juntos podrán enfrentar con muchas más fuerzas cualquier reto del destino.

Ámala !!!

Y verás que sólo el mañana va a ser un poquito mejor que el hoy…

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Temores…

Temía estar solo hasta que aprendí a disfrutar de mi propia compañía,
temía fracasar y me di cuenta que era una buena oportunidad para aprender,
temía a lo que opinaran los demás y supe que lo importante era mi opinión,
temía la ingratitud y encontré que el dar era mi mayor alegría,
temía que me rechazaran y reconocí que los rechazos estaban en mi mente,
temía el dolor hasta que aprendí que de ellos uno crece,
temía a la verdad y descubrí en ella la única oportunidad de liberarme,
temía al odio hasta que me di cuenta que sólo es producto de la ignorancia,
temía a la oscuridad hasta que pude encontrar mi propio brillo,
temía a la muerte hasta que aprendí a vivir con plenitud cada instante,
temía al resentimiento hasta que me di cuenta que es a mí al único que dañaba,
temía el ridículo hasta que aprendí a reírme de mí mismo,
temía envejecer hasta que encontré que cada estación tiene su propio encanto,
temía al pasado hasta que comprendí que sólo hay que saber aceptarlo,
temía a mi destino, hasta que pude hacerme de fuerzas para enfrentarlo,
temía al cambio hasta que encontré que en él siempre se encuentran nuevos tesoros,
pero si es que hay algo que por mucho, mucho temo…
es el que algún día, no pueda contar contigo.

Adoro que me acaricien el alma…

Adoro que me acaricien el alma, la piel… la toca cualquiera.

Acariciar el alma es seducir con las palabras para encender emociones insospechadas. El buen artesano del amor sincero sabe que no hay mayor atracción que la de dos seres que encajan, que se buscan y se descubren más allá de la piel y los sentidos, porque acariciar el alma es renacer en el otro sin dejar de ser uno mismo.

Si lo pensamos bien, suelen ser muy pocas las veces en que llegamos a experimentar una auténtica unión mental con alguien hasta el punto de que la seducción, pase casi por alto lo físico para deleitarnos con una armonía de gustos, placeres, conocimientos y complicidades que trazan instantes maravillosos imposibles de olvidar.

Aunque no lo creas… es lo más natural del mundo.

Mi Dios.

«A veces creo que Dios se hace presente en algún lugar, de alguna manera, y simplemente nos observa muy calladamente…»

 

Y que increíble !!! Hay gente que aún sigue sin creer en dios !!!

Y tienen la prueba más fiel de todas a su alcance y todos los días…

Extiende tu mano a la altura de los hombros y mientras en forma danzarina haces movimientos con los dedos, muéstratela.

Sabés toda la perfectísima sincronización que se necesita, la tremendísima ingeniería de desarrollo que hace falta y la ni siquiera aún bien conocida tecnología de los materiales intervinientes, que tienen que involucrarse a la más infinitésima expresión para lograr hacer lo que estás viendo?

Te has puesto a pensar que esa persona, grande y madura que sos, que piensa, razona, crítica, aprende, enseña, que tiene sentimientos, que puede recordar hechos, colores, aromas, dichos, paisajes, música, que puede crear, disfrutar, sufrir, llorar, reír, odiar, amar…, ha estado creciendo y desarrollándose desde que era un «simple» óvulo fecundado por un «simple» espermatozoide con una perfección tal, que sólo una ingeniería genética celestial podría haber diseñado?

Nos creemos centro del universo y tan inteligentes!!! Llegamos hasta creernos que sólo nosotros podemos determinar lo que sí y lo que no…

Pues si lo somos, reflexionemos un poquito, acordémonos lo que fue antes de nosotros y proyectemos lo que será el después, y recién allí, luego de meditar al respecto… volvamos a hacernos la misma pregunta:

Cómo que no creemos en dios?

Pero…

No un dios sobrenatural, porque muy bien él se ha encargado de naturalizar cada detalle.

No en un dios místico, porque él muy bien se ha encargado de darnos todo por lo que nos tengamos que maravillar.

No un dios que haya tenido la ocurrencia de utilizar al mismo hombre para definirse ni para enviarnos mandatos, porque él muy bien nos puso conciencia y en ella tenemos todo lo que necesitamos para saber lo que está bien o lo que está mal.

No un dios que todo lo hace como quiere, porque nos dió libertades, y en ella radica lo más maravilloso que este gran dios pudo hacer … y es que cada uno de nosotros tengamos la simple y grandiosa posibilidad de «ser…»

 

Momentos

– Dime, querube,
¿ eres andino ?
– Mi buen amigo,
soy argentino.

– Bien te comprendo,
conciudadano,
mas te pregunto :
¿ eres cuyano ?

– Yo sus deseos
bien adivino
y le contesto :
¡ soy argentino !

– En explicarme
pondré mi empeño;
dime, pues, niño :
¿ eres porteño

patagonés,
santafesino,
catamarqueño
o mendocino ?

¿ Ves ? mi pregunta
sólo consiste
es saber fijo
donde naciste.

– Bien mi respuesta
ha usted oído
y en cualquier sitio
que haya nacido,

sea en las pampas
do fulge el oro
de las espigas,
como tesoro;

o en los parrales
sanrafaelinos
de dulces uvas
y fuertes vinos;

entre las viñas,
en manzanares,
en los ingenios,
entre azahares;

en nuestro océano,
en escolleras,
o en las magníficas
mis cordilleras;

en norte cálido,
en sur helado,
en huertos pródigos,
o en desolado…

un solo nombre,
– libre y divino –
tiene mi patria :
¡ Soy argentino !


Carlos Rosario Púrpora (1948)
Hermano de mi amado abuelo Carmelo.

Corazones…

Volví los pasos hacia atrás para buscar los corazones rotos que había dejado en el camino. Eran de aquellos que me amaron y desdeñé con arrogancia. Encontré fragmentos imposibles de unir, entre tantos corazones despedazados no logré armar ni uno. En esos fragmentos, como diminutos espejos estrellados, veía pedacitos de mi historia; como diminutas piezas de un caleidoscopio, veía lo que nunca pudo ser.
Con amorosa nostalgia los clavé uno a uno en mi entonces abatido corazón como una forma de tardío reconocimiento. Todavía algunas astillas punzan cuando me entrego a los momentos felices. El dolor ofrece secretas reparaciones, tan extrañas… como inútiles.

 

Sandra Bianchi.
Es profesora en Letras, crítica literaria,
microficcionista, editora y gestora cultural.

Santiago Maldonado

El profesor tomaba lista, al llegar a Santiago Maldonado nadie levantó la mano…

El médico salía de su consultorio y en voz alta llamaba a Santiago Maldonado, nadie se hizo presente…

Se escuchaba por el altavoz de la humilde estación de tren que el señor Santiago Maldonado se haga presente en el sector de informes , nadie lo hizo…

Se anunciaba en el gran salón que el señor Santiago Maldonado podía pasar a buscar por la administración algunas pertenencias encontradas, nadie pasó a retirarlas…

Y así, cómo si toda una nación se hubiera puesto de acuerdo, sólo un triste y muy pesado silencio sucumbió al llamado desesperado de toda una sociedad cansada de tanta mentira y crueldad.

Que ese silencio no sea igual al nuestro !!!!