No es la altura, ni el peso, ni la belleza, ni un título, ni mucho menos el dinero lo que convierte a una persona en grande… sin ninguna duda lo es su honestidad, su decencia, su amabilidad y respeto por los sentimientos e intereses de los demás.
Una persona es grande cuando habla de frente y vive de acuerdo con lo que piensa, cuando trata con cariño y respeto a los demás, siempre mirando a los ojos, como desnudando su alma, y sonriendo aunque algo duela, como invitando a disfrutar de la vida.
Una persona es grande cuando puede comprender, cuando puede colocarse en el lugar del otro, cuando no obra de acuerdo con lo que esperan de ella, sino simplemente en función de lo que sólo espera de si misma.
Una persona es grande cuando lo que menos le importa… es llegar a serlo.
Algunas personas tienen valor, otras… lamentablemente sólo tienen precio.
