Confiabilidad…?

Las personas inteligentes y confiables saben reconocer sus errores, no tienen pudor en decir que se han equivocado y que van a estudiar más concienzudamente las distintas situaciones para obrar en consecuencia, no tienen enemigos y saben crear puentes que les permiten acercarse a todos sin inconvenientes ni condicionamientos, suelen ser muy humildes e independientemente de todos los estudios que tengan en su haber o lo muy profesionales que puedan ser, saben asumir que tanto sus creencias, como convicciones, no son absolutas y necesitan ser alimentadas diariamente; finalmente quienes lo son, no conocen el egoísmo y saben perfectamente, por encima de todas las cosas, que la honestidad, en todo su sentido, nunca es negociable.

Me hubiera gustado muchísimo empezar la anterior y muy personal definición sin la necesidad de tener que haber utilizado la palabra «confiables», pero la vida me ha enseñado que no todas las personas inteligentes lo son…

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El valor de una sonrisa

Allí estaba, como casi siempre… sentado en una banqueta, con los pies descalzos sobre las baldosas rotas de la vereda, con su desteñida gorra marrón y sus manos arrugadas sosteniendo el viejo bastón de madera. Sus pantalones arremangados, dejaban libres sus flacas pantorrillas, y una camisa blanca muy gastada con un chaleco de lana tejido a mano, apenas lo abrigaban en esa fría mañana . El anciano miraba a la nada…

Pero ese día… el viejo lloró, y en su única lágrima que logre ver, expresó tanto…, que me fue muy difícil acercarme a preguntarle que le pasaba y quien dice, hasta quizás poder consolarlo. Simplemente seguí caminando, sin embargo al percibir que volteó su mirada para posarse en la mía, sólo me animé a sonreírle e intentar transmitirle con el más sentido de los gestos, lo mucho que sentía si es que era la tristeza la que en esos instantes se habría apoderado de él.

Logró invadirme una profunda angustia, y si bien no lo conocía, entendí que tanto en su mirada, como en aquella lágrima, estaba muy presente el sufrimiento y una gran necesidad. Pero seguí mi camino, sin convencerme en lo más mínimo de estar haciendo lo correcto. No podía borrar de mi mente esa imagen, la de su mirada encontrándose con la mía.

Traté de olvidarme. Caminé rápido ocupándome en otros pensamientos, como intentando infructuosamente escaparme de esa triste sensación. Compré un libro y, ni bien llegué a mi casa, comencé a leerlo, esperando que con el correr de las letras, pudiera borrar esa presencia…. pero esa lágrima no se me borraba…

Los viejos no lloran así por nada, me repetía.

Esa noche me costó dormir, la conciencia no entiende de horarios, y decidí que a la mañana volvería a pasar por el frente de su casa y conversaría con él, tal como estaba convencido tendría que haber hecho.

Luego de vencer mi pena y al saber que remediaría mi error, logré dormir.

Recuerdo haber preparado al día siguiente un poco de café con tostadas, y muy deprisa fuí a su casa convencido de tener mucho por conversar.

Llegando noté que no estaba sentado como lo hacía de costumbre en la puerta, por lo que decidí llamar a la puerta. Cedieron las rechinantes bisagras y salió un hombre.

– “¿Qué desea?”, preguntó, mirándome con un gesto adusto.

– “Busco al anciano que vive en esta casa.”

– “Mi padre murió en la noche de ayer”, dijo entre lágrimas.

– “¿Murió?”, dije decepcionado. Las piernas se me aflojaron, la mente se me nubló y los ojos se me humedecieron.

– “¿Y usted quien es?”, volvió a preguntar.

– “En realidad, nadie”, contesté. Y agregué: “ayer pasé por la puerta de su casa, y estaba su padre sentado, lo vi triste con lágrimas y, a pesar que lo saludé, no me detuve a preguntarle qué le sucedía… hoy volví para hablar con él, pero lamento muchísimo que ya sea tarde.”

Luego de un extraño silencio, el hombre me dijo:

– “No me lo va a creer, pero creo que usted es la persona de quien hablaba en su diario.”

Sin entender en lo absoluto lo que me estaba diciendo, lo miré como pidiéndole una explicación.

– “Por favor, pase”, me dijo aún sin contestarme.

Luego de servirme un poco de café, me llevó hasta donde guardaba su diario, y la ultima hoja rezaba:

– «Hoy me regalaron una plena y sincera sonrisa, acompañada con un amable y muy sentido saludo… Hoy, a pesar de todo, es un día bello y especial».

(dc)

Nunca dejemos de dar o decir algo que pueda hacer felices a los demás. Para cualquiera de nosotos, podría ser muy sencillamente la última oportunidad.

Mujer.

No es difícil concluir que para nosotros, los hombres, no hay nada mejor que tener una mujer a nuestro lado.

Sin embargo las hay de muchas maneras, están las amigas, las cómplices, las que te acompañan vayas donde vayas, las amantes, las divertidas, las que te saben poner los límites, las sensibles, las que a veces te complican la vida, las que te la resuelven, las que adivinan lo que estás sintiendo en todo momento, las que no te perdonan una, las que ponen su hombro para consolarte y hasta las que te aman incondicionalmente. Muy seguramente no nos podríamos imaginar una vida sin ellas.
Si sos uno de los muy poquitos que tienes a todas ellas en una sola, siéntete dichoso y no la descuides, sos muy, muy afortunado.

¡ Cuídala !

(dc)
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La pintura es de Michael Inessa Garmash, pintor ucraniano nacido en 1969.

He Aprendido

He aprendido que no puedo hacer que alguien me ame, solo puedo intentar convertirme en alguien a quien se pueda amar…

He aprendido que puede requerir años para construir la confianza, pero solo unos pocos segundos para destruirla por completo…

He aprendido que lo que verdaderamente cuenta en la vida no es lo material a mi alrededor, sino las personas que tengo a mi lado.

He aprendido que puedo encantar a la gente en apenas unos minutos. Sin embargo después de eso… se necesita poder hacer algo más.

He aprendido que no debo compararme con lo mejor de lo que hacen los demás, sino con lo mejor que puedo hacer yo mismo.

He aprendido que lo más importante no es lo que me sucede, sino lo que hago al respecto.

He aprendido que puedo hacer cosas en un instante que ocasionan un dolor indomable durante toda la vida.

He aprendido que no hay nada más importante que vivir intentando convertirme en la persona que quiero ser.

He aprendido que es muchísimo más fácil reaccionar que pensar, sin embargo es mucho más beneficioso pensar que reaccionar.

He aprendido que siempre debo despedirme de las personas que amo con palabras amorosas y buenas acciones, podría ser la última…

He aprendido que si bien pensamos en generalidades, vivimos en el mínimo y a veces insignificante detalle.

He aprendido que puedo llegar mucho más lejos de lo que pensé en algún momento que sería posible.

He aprendido que siempre soy responsable de lo que hago… no importa cual hubiera sido el sentimiento que me haya llevado a actuar.

He aprendido que o controlo mis actitudes o ellas lo harán energéticamente conmigo.

He aprendido que los héroes son las personas que hacen aquello de lo que están convencidos, a pesar de las consecuencias y de tener todo el mundo en contra.

He aprendido lo increíblemente importante que es aprender a perdonar, pero también que requiere mucha práctica y humildad.

He aprendido que el dinero es un pésimo indicador de valor… humano.

He aprendido que a veces las personas que creo que me van a patear cuando estoy caído, son aquellas que en definitiva me ayudan a levantarme.

He aprendido que en muchos momentos tengo el derecho de estar enojado, más no el derecho de ser cruel.

He aprendido que la verdadera amistad y el verdadero amor no tiene límites.

He aprendido que la madurez tiene mas que ver con las experiencias que he tenido y aquello que he aprendido, que con el número de años cumplidos.

He aprendido que nunca debo decirle a un niño que sus sueños son tontos, sería una verdadera tragedia si él lo pudiera creer.

He aprendido que no siempre es suficiente ser perdonado, requiere reflexionar y perdonarme primero.

He aprendido que por más fuerte que sea mi duelo, el mundo no se detiene ni un instante por mi dolor.

He aprendido que mientras mis antecedentes y circunstancias pueden haber influenciado en mí, soy el único responsable de ser como soy.

He aprendido que a veces cuando mis verdaderos amigos pelean, estoy obligado a tomar partido aún cuando no lo deseo.

He aprendido que no tengo que cambiar de amigos por el sólo hecho que ellos suelan cambiar.

He aprendido que no debo ufanarme de averiguar un secreto, podría cambiar para mal mi vida para siempre.

He aprendido que dos personas pueden estar mirando lo mismo, ver algo totalmente diferente y no por ello ninguno de ellos estar equivocado.

He aprendido que por más que uno vive intentando ayudar y proteger a mis hijos, ellos necesitan ser simplemente ellos mismos.

He aprendido que sin importar las consecuencias, es prioridad que sea honesto conmigo mismo.

He aprendido que muchas cosas pueden ser generadas por la mente, el truco está en al autodominio para que las mismas no nos sean perjudiciales.

He aprendido que puedo derrumbar toda mi vida en cuestión de minutos ante una mala influencia.

He aprendido que tanto escribir como hablar puede aliviar los dolores emocionales.

He aprendido que los títulos sobre la pared no nos convierten en seres humanos decentes.

He aprendido que aunque la palabra amor pueda tener diferentes significados, pierde su valor cuando se usa con ligereza.

He aprendido que es muy difícil determinar donde fijar el límite entre no herir los sentimientos de los demás y defender lo que creo.

He aprendido que las personas se mueren demasiado pronto.

Cuanto he aprendido…!!!

Pero también he aprendido que es mucho, mucho más… lo que aún me falta por aprender !!!

«Incomprensibilidad»

¿Será verdad
que ya no hay caridad?
Pues no es novedad,
hay mucha maldad
y en gran cantidad !!
Cuanta falsedad,
tanta crueldad,
es pura obviedad,
además hay frialdad
y falta humildad,
lo veo con claridad,
es de gran gravedad,
ya no hay casi igualdad,
ni nada de calidad,
desapareció la dignidad
y casi no queda bondad…
todo es dualidad.
Que barbaridad…
Pobre humanidad !!!
Y si me piden brevedad…
pondré esmero, agilidad
Ay !!! Mi ansiedad.
¿Ó será la humedad?
Perdón… debe ser la edad !!!

(dc)

Te amo.

No creo que sea cursi decirte «Te quiero», pues es saber agradecer el gran milagro de tu existencia.
Tampoco lo es decirte que «Me haces mucha falta», intenta entenderlo como simple humildad emocional.
Mucho menos decirte una y mil veces «Te amo», porque aunque nada me cuesta, son puras confesiones heróicas.
Pero decirte que eres el «pilar fundamental de toda mi existencia», no es sólo la confesión más íntima de mis más sagrados secretos, sino la prueba fiel de mi más deseada debilidad.

(dc)