El profesor de gimnasia se prestaba a organizar una carrera entre sus adolescentes alumnos, pero antes de dar la voz de largada, cuando ya todos estaban alineados en el punto de partida, les dijo:
«Hoy no sólo vamos a dar un lindo y espectacular premio al ganador, sino que pondremos algunos condicionantes que harán de este evento algo distinto de los que hemos venido haciendo…
A ver, por ejemplo, den dos grandes pasos al frente sólo aquellos que sus padres no estén separados o exista en la familia, tanto una verdadera figura paternal como maternal.»
Casi la mitad de los alumnos dieron los dos pasos al frente, entonces continuó el profesor.
«Ahora dos pasos más quienes además viven en una casa con suficientes y confortables ambientes, bien calefaccionados en invierno y refrigerados en verano.»
Nuevamente muchos de ellos dieron ambos pasos.
«Continuemos con otros dos pasos más quienes jamás hayan tenido que pasar algún día sin poder alimentarse porque no eran suficientes los recursos para la manutención familiar y luego dos más quienes siempre han tenido los abrigos, menesteres o remedios que les haya hecho falta en distintas circunstancias.»
De a poco y con cada condicionamiento la fila se iba desintegrando.
«Pongamos todavía algunos más…» -continuó el profesor- «por ejemplo…»
«…dos pasos quienes además de venir a este colegio estudian otras asignaturas o hacen actividades deportivas o musicales en entidades privadas.»
«También quienes nunca hayan tenido que salir a trabajar para ayudar en los gastos a su familia.»
«Y por último, dos pasos más quienes salen de vacaciones todos los años o tienen periódicamente tiempo para la recreación y el disfrute.»
Ya a esta altura pocos estaban adelante de todo, la mayoría quedaban repartidos en forma bastante despareja y también algunos habían quedado en la línea inicial, sin poder haber dado ningún paso.
Se dirigió entonces el maestro a sus alumnos diciendo:
«¿Se dan cuenta que si largo la carrera en este momento y sin que nadie pueda mirar para atrás, alguno de los que están bien adelante casi seguro la ganará sin darse cuenta que en realidad también la estaban intentando ganar algunos que de por sí… ya estaban en clara desventaja?
¿Y que esa desventaja en realidad no se debe a culpa alguna de parte de ellos, ni mucho menos han hecho algo mal, ni errado o equivocado en algo para padecerla?
Pues les tengo que decir que el premio figurativo al que hice referencia al iniciar esta charla no es otro que el «tener éxito en la vida», el poseer las condiciones para ser feliz, el poder llegar a sentirse realizado por verdaderos y propios méritos y sin tener que hacerse cargo de desventajas ya heredadas.
¿No les parece injusto que existan tantas diferencias en las oportunidades que cada uno de nosotros suele tener en la vida para poder ser simplemente lo que uno quiere o desea ser?
Ahora bien… y por favor, no quiero que con esta lección nadie se sienta culpable, pues les aseguro que ninguno de ustedes lo es. Por todo lo contrario, todos somos víctimas de este sistema social-económico-educativo que viene de siempre y que parece que no vamos a ser nosotros quienes veamos que algún día cambie. Dicen los que más saben que la naturaleza es muy sabia y solita se va a encargar de corregirlo… pero no salvando al hombre… sino más bien, salvando al planeta.
Siempre pienso que si de a poco vamos reflexionando al respecto, quizás algún día… y sólo quizás… podamos decir que esos sabios, estaban equivocados.»
(dc)