Todos deberíamos reflexionar un poquito sobre lo siguiente.
Podríamos dividir al conocimiento en general en cuatro secciones:
Una, y la más pequeña, que representa lo que sabemos que sabemos.
En esta sección están nuestros conocimientos presentes, los que nos llevaron a tener una profesión, un pasatiempo, lo que hemos aprendido por la práctica, por el estudio, en definitiva todo ese saber que tenemos y que sabemos que tenemos. Está claro que ésto no significa que dicho conocimiento sea impecable, perfecto o grandioso, pero somos conscientes que lo tenemos y con él nos manejamos consecuentemente.
Una segunda sección y quizás un poquitito más grande donde radican todos esos conocimientos que tenemos y no lo sabemos, pues el saber es una conjunción muy universal de temas, conocimientos, variables y procesos mentales, que uno muchas veces no llega a ser consciente de todo lo que sabe o puede llegar a saber con el simple hecho de meditar al respecto. Cuantas veces se nos presentan problemas que resolvemos inmediatamente y de la mejor manera sin sospechar que en realidad teníamos el conocimiento necesario para poder hacerlo.
Una tercera sección muchísima más grande en donde se encuentran todos aquellos conocimientos que sabemos perfectamente que no sabemos. Tenemos amigos que son médicos, abogados, científicos, escritores, artistas, contadores y cuántos cientos de profesiones y actividades más existen que requieren muchísimos conocimientos, los conocemos o al menos sospechamos cuáles son y sabemos perfectamente que no los sabemos.
Y existe una cuarta y última sección, a la cual quería en realidad llegar y que creo que es infinitamente más grande que cualquiera de las anteriores, y que representa simplemente todo aquello que no sabemos que no sabemos y que ni siquiera podemos imaginarlo, presentirlo ni mucho menos cuantificado.
El tiempo, el universo, la creación, el hombre, su fin, el fin…
…lo que sabemos que sabemos es casi nada,
lo que no sabemos que sabemos pasa desapercibido,
lo que sabemos que no sabemos es ajeno a nosotros
y lo que no sabemos que no sabemos, es totalmente inmensurable…
A los que se creen importantes, intocables, perfectos, impolutos, piensen si pueden por un instante en lo aquí comentado, y traten de ser humildes, de dar lo mejor de sí, y si la gracia del creador les dió la posibilidad de ser más capaces y de tener más conocimientos que la mayoría, no lo desperdicien creyéndose más que otros, utilícenlos en el bienestar de los demás y seguro conseguirán el suyo propio, con la ventaja de estar acercándose cada día un poquito más a Dios.
(dc)