Cierta vez una luciérnaga se paseaba por la noche de una selva, y destellaba
con su brillo entre medio de las ramas. Una serpiente echada sobre el piso la
vio pasar e inesperadamente comenzó a perseguirla; la luciérnaga al percatarse
de esta extraña situación, levantó vuelo hacia lo más alto de los árboles, y
allí entonces, comenzó a escapar de la serpiente que entrelazada por las ramas,
la seguía, y la seguía y continuó haciéndolo mientras transcurrían las horas y los
días. Una noche la luciérnaga muy cansada, ya exhausta de volar, cayó justo
sobre la boca abierta y muy preparada de la serpiente. Pero antes de que ésta
se la tragara le dijo:
- ¿Por qué yo? ¿Pero, por qué yo? Si nosotras no formamos parte de tu cadena alimenticia. No entiendo… ¿Por qué yo? Si hasta alguna vez algunos de los tuyos han comido a alguna de las nuestras y han dicho que nuestro gusto es feo y amargo. ¿Por qué? ¿Por qué?
Y la serpiente antes de devorarla le respondió:
- Pues simplemente porque no soporto tu brillo.
Fin
*****
El día que encuentres tu verdadero destino y decidas levantar vuelo para
alcanzarlo, ten cuidado con las opiniones de los demás, muchas de ellas
seguramente no vendrán desde el mejor lado de sus corazones.
Has dado en el clavo; no obstante, pienso que no hay que evitar la realización personal por el hecho de que les fastidie a otros, ya que pienso que fundamentalmente es su problema.
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