Eran unos lentes mágicos, maravillosos, espectaculares y por supuesto, increíblemente útiles. Con sólo ponérselos se podía ver la tez de las personas según lo tan buenas que fueran, según su integridad, según si vivían siendo falsas, y más vale que nada tenía que ver el color de piel original que las mismas tuvieran.
Con ellos puestos, mientras más buenas eran las personas, más negros se veían sus rostros y por el contrario, más mentirosas, malas y malvadas se comportaban, mucho más claros y blancos se podían ver.
Qué…? Pensaron que sería al revés…?
Muchas veces no hay nada más alejado de la realidad que lo que nos inducen los propios paradigmas sociales…
(dc)