El beso.

El viento, pensaba un niño mirando el bosque
petrificado en el Nahuel Huapi, debe ser un beso.
Y en tanto lo hacía… intentaba descubrir
¿de quién era el beso y para quién sería?

En esos mismos instantes,
mientras el sol empezaba a desaparecer más allá de la eclíptica,
alguien entendía que algún secreto había sido descubierto,
pero nadie sospechaba que un niño en la Patagonia, lo habría hecho.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s