El viento, pensaba un niño mirando el bosque
petrificado en el Nahuel Huapi, debe ser un beso.
Y en tanto lo hacía… intentaba descubrir
¿de quién era el beso y para quién sería?
En esos mismos instantes,
mientras el sol empezaba a desaparecer más allá de la eclíptica,
alguien entendía que algún secreto había sido descubierto,
pero nadie sospechaba que un niño en la Patagonia, lo habría hecho.