No, no es fácil. No es nada fácil ser un desgraciado asesino a sueldo. Para el común de la gente puede parecer algo muy sencillo, pero no se imaginan lo dura, triste y solitaria que es esta vida. Y es que las películas de Hollywood han logrado crear en la mente de todos un perfil muy equivocado sobre quiénes somos, sí… aparecemos en el momento preciso con nuestro rifle de mira telescópica, jamás nos tiembla el pulso, ni nuestra mente se distrae en disertaciones filosóficas acerca de lo que está bien y de lo que está el mal, llegamos a ese instante tan minuciosamente calculado como si nada, simplemente apuntamos, disparamos, desaparecemos y listo, como si todo pudiera ser una secuencia de fríos y discretos pasos milimétricos que se olvidan una vez que fueron dados. Almas invisibles, manos desconocidas, dinero negro, sucio y apestado… Ja!
Bueno, ya estoy a pocos segundos de reventarle los sesos a un político corrupto. Pocos segundos, muy pocos. Llevo meses preparando este trabajo, siempre oculto, haciéndome pasar por quién no soy, entre el gentío pero sin ser gente, cronometrando cada movimiento de este mal nacido hdp que, ahora más que nunca estoy convencido, no merece otra cosa que la muerte.
En algunos segundos más, este miserable, ladrón, atorrante, habrá sido… y mañana será portada. Ja…! Tendremos otro puto mártir, otro falso héroe de esta tan nuestra y manoseada historia…
Sólo algunos pocos segundos…
.
Daniel Calcagni