Todos se habían puesto de acuerdo y estaban decididos a demandarlo por no cumplir sus promesas. Habían puesto su mayor esfuerzo y nadie dejó de hacer todo lo posible, sin embargo nada terminó como él lo había planteado. Un final tan inesperado y triste sólo tendría un culpable… y era él.
Ahora los personajes de esta historia alzarían su voz e irían con todas sus fuerzas. Tendrían a su favor muchas páginas del libro como prueba.
Al autor solo le quedará defenderse argumentando que la vida, a veces, simplemente nos cambia la manera de sentir…
Daniel Calcagni