Nunca se había percatado que aquel libro llevaba su nombre, mucho más lo sorprendió al leer en su primer página la fecha y hora exacta de su nacimiento.No supo que pensar, el temor y la confusión hicieron que sus manos temblaran de tal manera, que no pudo evitar que el mismo cayera al suelo dejando ver en sus páginas el dibujo de la escena recién vivida.
A media luz, en un silencio que lo aturdía y horrorizado casi al punto del desmayo, no tuvo la valentía ni el coraje de dar vuelta la hoja… mucho menos, ir al final del libro.
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Daniel Calcagni
A veces Daniel, no queremos avanzar por miedo, nos falta valor.
Un saludo desde Honduras.
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Desde Villa Gesell, Argentina se te agradece enormemente tu comentario. Saludos y todo lo mejor !!!
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