Ya iba a ser la hora y no podía controlar los nervios, volvería a encontrarme con ella, igual que en las últimas noches; al verla volvería a sentirme nuevamente suspendido en ese adorable y loco sentimiento; es tan hermosa, dulce, incomparablemente sensible; nos gustan las mismas melodías, los mismos poemas y reimos al sentir que somos simplemente el uno para el otro y que el mundo es todo nuestro.
No sé como se llama, de donde viene o como apareció en mi vida, solo sé que mis días transcurren esperando el momento de ir a dormir y volver a soñar con ella.
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Daniel Calcagni.